“Le han bajado los mocos al pecho.” Aunque se suele decir esto, en realidad los mocos no suben ni bajan; lo que descienden son los bichos (virus y bacterias), que provocan el exceso de moco en el pecho de tu hijo.
Esto puede llevar a observar en tu hijo:
- Un sonido en el pecho (similar al de una cafetera o una olla exprés).
- Vibraciones en el tórax.
- Respiración rápida.
- Movimiento excesivo en la tripa.
- Aleteo nasal (movimiento excesivo de las fosas nasales).
- Tos.
- Malas noches de sueño.
La fisioterapia respiratoria no sustituye el tratamiento médico prescrito por tu pediatra; ambos deben complementarse. La fisioterapia ayuda a eliminar el moco, mientras que los fármacos combaten la infección e inflamación. La combinación de ambos tratamientos puede reducir la duración del proceso y aumentar el tiempo entre crisis.