El objetivo de mantener relaciones sexuales es sentir placer, por lo que en esta ecuación no hay cabida para el dolor.
Si tienes dolor:
- Al excitarte.
- Al inicio de la penetración.
- Durante el coito.
- Después del coito.
Es importante que sepas que algo no está bien.
En esta etapa de la mujer, es común que la causa del problema sea un tono elevado en el suelo pélvico. Al igual que podemos tener una contractura en el trapecio, también podemos tener una contractura en nuestro suelo pélvico.
Primero, debemos identificar la causa del dolor y tratarla. En algunos casos, también es necesario recurrir a otros profesionales, como psicólogos, sexólogos… Esto se debe a que, incluso si resolvemos la parte anatómica del problema, el cerebro puede continuar reconociendo la experiencia como dolorosa. Es similar a cuando te has quemado con la puerta del horno; la próxima vez que la veas, te lo pensarás dos veces antes de tocarla, incluso si está apagada.