Cesárea:
Una cesárea es una cirugía mayor en la que se realiza un corte en tu abdomen, atravesando diferentes capas hasta llegar al útero para poder extraer a tu bebé.
Como cualquier cirugía, debe rehabilitarse, no solo por el tema estético de lo bonita o menos bonita que pueda quedar tu barriga, sino para evitar problemas en el futuro. Las cicatrices no tratadas pueden generar adherencias, lo que provoca limitaciones en el movimiento, una mala gestión de las presiones abdomino-pélvicas y tensiones que podrían referir dolor en otras zonas.
Nunca olvides que tu abdomen y tu suelo pélvico “funcionan como un globo”: algo que sucede en una de las paredes puede repercutir en cualquiera de las otras.
Episiotomía:
La episiotomía es una incisión (un corte) en la zona del periné para facilitar la salida del bebé, ampliando la parte blanda del canal del parto. El corte afecta a la piel, el plano muscular y la mucosa. En la zona de la incisión se formará una cicatriz que, si se fibrosa, te podría provocar:
- Incomodidad al estar sentada.
- Dolor al tocar.
- Molestias al mantener relaciones sexuales.
Desgarro:
Durante un parto vaginal, el periné ha de distenderse para permitir la salida de tu bebé. Cuando, por algún motivo, la capacidad de estirarse del periné no es suficiente, el tejido se rompe. Como en cualquier herida, se formará una cicatriz, y si esta se fibrosa, te podría provocar:
- Incomodidad al estar sentada.
- Dolor al tocar.
- Molestias al mantener relaciones sexuales.
Recuerda que el dolor nunca es normal, y cuanto antes te trates, más rápido eliminarás esas limitaciones y recuperarás tu vida sexual.