No somos perfectos, y al igual que podemos tener una mano un poco más grande que la otra o una pierna un pelín más corta, es natural que haya pequeñas diferencias entre los lados de nuestra cara. Sin embargo, cuando estas diferencias afectan la función de nuestra boca, nariz, ojos… es importante tratarlas.
Si observas en tu niño:
- Un ojo más abierto que el otro.
- Una oreja más adelantada.
- Un lado de la frente más prominente.
- Un moflete más regordete.
- La nariz torcida.
- Los agujeros de la nariz diferentes.
- El mentón desplazado hacia un lado.
Una asimetría facial no solo es un problema estético, sino que también puede ser un problema funcional si interfiere en la respiración, masticación, visión u otras funciones. Por ello, es crucial tratarla para lograr la mayor armonía posible entre las estructuras óseas, musculares y fasciales.